No podemos mirar hacia otro lado

Ya sé que el día contra la violencia de género ya ha pasado, pero como estaba desconectada de la blogosfera no pude aportar mi granito de arena a esta causa.

Lo que voy a contar es muy difícil para mí porque es remover un pasado bastante doloroso y también muy personal, pero creo que es muy importante contarlo para demostrar que en esto del matrato entre parejas (odio la expresión maltrato de género porque, aunque muchísimos menos, también hay hombres maltratados) no hay un perfil claro y establecido del agresor. Es decir, el maltrato no sólo ocurre en familias desestructuradas donde el abuso del alcohol y otras drogas están a la orden del día, sino que también ocurre en el seno de familias y parejas que a simple vista lo tienen todo, que se han educado en un ambiente totalmente igualitario, con estudios universitarios y una vida aparentemente plena. Lo que quiero decir (y que nadie se moleste, que por supuesto, también hay hombres maravillosos) es que la persona menos sospechosa puede ser un/a matratador/a.

Me imagino que os preguntareis que a cuento de qué viene todo esto... pues viene a cuento de que yo he sido maltratada. Los malos tratos no se dan sólo cuando una persona te pone la mano encima, sino que también son malos tratos el machaque psicológico constante y éste es el que yo sufrí, aunque me libré de los golpes por muy poco. 

En el primer año de carrera hice un muy buen amigo que a finales de curso se convirtió en mi novio, era un chico estupendo, romántico, cariñoso, inteligente, vamos, el hijo que toda madre querría tener... pero también era muy egocéntrico, pedante y autoritario (esto claro, yo en su momento no lo ví). El romanticismo y los cariños enseguida se convirtieron en insultos constantes, en "no sirves para nada", "eres una inútil", "aprende de mí", "yo lo hago todo bien" y mil insultos que no vale la pena escribir aquí. Consiguió anular mi personalidad completamente... cuando iba a casa, mis padres me decían que estaba cambiadísima, que había pasado de ser una chica muy segura de mi misma, dulce y cariñosa, a una persona totalmente insegura, arisca y protestona, pero ellos lo achacaban a que los estudios no me iban nada bien cuando en el instituto siempre había sacado muy buenas notas. Todo este infierno duró casi 2 años hasta una mañana, después de una noche en la que me insultó delante de nuestros amigos, en al que me miré en el espejo y no me reconocí, yo no era esa persona que se dejaba tratar así, a mi no me habían educado para tolerar eso, y supe que si no lo cortaba de raíz pronto, un día cuando tuviese 40 años me daría cuenta de que había malgastado mi vida con un impresentable. Ese mismo día lo dejé y fue ahi cuando realmente empezó mi calvario, y para no eternizarme, sólo diré que después de dejarlo me amenazó con matarme y llegó a levantarme la mano pero yo le hice frente y no se atrevió a pegarme.

Lo peor de todo es que teníamos los mismos amigos, y salvo una persona en concreto, los demás (a pesar de ser testigos varias veces de insultos) no me creyeron cuando les dije que había estado a punto de pegarme y decidí romper por lo sano con todos y distanciarme. Así que además de lo duro que es darse cuenta de que había sido maltratada, no tuve prácticamente apoyo de mi entorno (mi familia no sabía nada de esto). Cuando me amenazó estuve a punto de denunciarle, pero no lo hice porque pensé que si mis amigos no me habían creído, ante la policía iba a ser mi palabra contra la suya y no conseguiría nada.

Han pasado más de 5 años de todo eso, y hoy por hoy me arrepiento de no haber denunciado.  Hace poco la última ex novia de este chico me localizó a través de Facebook y me contó su historia. A ella sí le ha pegado, le ha pegado palizas brutales de las que no voy a dar detalles aquí, pero que le pondrían los pelos de punta a cualquiera; ella sabía de mi existencia porque él le había hablado de mí, y ella sentía la necesidad de saber si lo que le había pasado a ella había sido algo puntual que sólo se lo había hecho a ella o si el maltratar a mujeres era algo habitual en él. Está claro que es algo habitual y que con el tiempo este psicópata se ha crecido; y es por esto por lo que me arrepiento de no haberé denunciado, porque aunque quizás mi denuncia en su momento no hubiese llegado a nada, quizás este impresentable se habría pensado dos veces el levantarle la mano a esta chica y quién sabe si a alguien más.

Contando esto lo único que pretendo es que si alguien me lee y está pasando por algo similar, que se arme de valor y denuncie, que eso no es vida ni muchísimo menos amor, y denunciando y por supuesto, rompiendo con esa persona, no sólo puedes salvar tu vida, sino que se la puedes salvar a las personas que vengan detrás. Ante el maltrato no se puede cerrar los ojos ni mirar hacia otro lado, hay que actuar. Y quería enseñar a personas que pudiesen estar en esta situación, que hay vida después del maltrato: En mi vida hubo un antes y un después, a partir de dejarle, nunca he vuelto a ser la misma de antes, pero sí soy más yo, terminé la carrera sin su ayuda, cosa que él siempre decía que no conseguiría, y conocí al que hoy por hoy es el amor de mi vida, que él sí es un hombre maravilloso.